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TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 3 de mayo de  2024

Edición impresa abril 2011

EN LA LARGA MARCHA HACIA LAS COMUNAS

Elecciones en puerta

 

Por Haydée Breslav

El 10 de julio próximo, la ciudadanía porteña elegirá por primera vez a los siete miembros de las juntas comunales correspondientes a cada una de las quince comunas porteñas, en lo que constituirá el inicio de una nueva etapa en la vida institucional de la ciudad que, como toda transformación, suscita incertidumbres y expectativas.

 

En su sesión del 31 de marzo último, después de un breve debate y en votación unánime, la Legislatura de la Ciudad Autónoma dispuso unificar la elección de autoridades comunales con las de jefe y vicejefe de Gobierno y legisladores, anunciadas por Mauricio Macri para el 10 de julio próximo.
Se abre de este modo una nueva etapa en la vida institucional de la ciudad, y se cierra una larga serie de idas y venidas que no excluyó dilaciones, componendas y acuerdos incumplidos, que seguramente no previeron los convencionales que en 1996 consagraron, en el título sexto de la Constitución de la Ciudad, la institución de las comunas. Así empezó la secuencia, que alcanzó un punto culminante en 2005, con la sanción de la ley orgánica de comunas; su último tramo se inició el pasado 4 de marzo, cuando una acordada del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad ratificó la fecha del 5 de junio para la elección de autoridades comunales y solicitó al Poder Ejecutivo porteño que diera a conocer las listas provisionales de electores.

Último periplo legislativo

Sin embargo, con el argumento de “abreviar el calendario electoral y ahorrar 50 millones de pesos de gastos electorales” el macrismo presentó un proyecto de ley que planteaba la unificación de esos comicios con los de jefe de Gobierno y diputados de la ciudad, sin fecha definida; los legisladores oficialistas pidieron preferencia para que fuera tratado en la sesión del 10 de marzo.
El proyecto contaba con despacho de la Comisión de Asuntos Constitucionales, pero aún no había sido tratado en la de Descentralización; en consecuencia, para que la ley fuera aprobada se requería habilitar tratamiento sobre tablas y el voto de dos tercios de los legisladores presentes.
Según manifestó el diputado (Proyecto Sur) Adrián Camps, “con el fin de evitar esa votación el Pro, con la colaboración de otros bloques, suprimió el giro del proyecto a la Comisión de Descentralización, para poder aprobarlo por simple mayoría con el dictamen de Asuntos Constitucionales”. “De esta forma –agregó– se ha violado en forma grosera el reglamento interno de la Legislatura”.
Para reunir los votos de la mayoría simple, el oficialismo había llegado a un acuerdo con el Bloque Peronista y los del Encuentro Popular para la Victoria (kirchnerismo) y Nuevo Encuentro (sabattelismo); pero antes de bajar al recinto, los dos primeros condicionaron su apoyo a que también se aprobara un proyecto para unificar esas elecciones con las nacionales (presentado esa misma mañana por Martín Ocampo, del Pro, aparentemente para satisfacer esa demanda).
El macrismo adujo entonces que no podía garantizar los 40 votos necesarios para modificar la ley que establece que los comicios porteños no pueden realizarse junto con los nacionales: el Proyecto Sur, la Coalición Cívica y los socialistas, entre otras fuerzas, se oponían. No faltaron quienes comentaron que esa unificación ya no le resultaba ventajosa al Pro.
Lo cierto es que la sesión se cayó por falta de quórum. En la oportunidad, el vicepresidente segundo de la Legislatura, Oscar Moscariello, apuntó: “Nadie quiere que el 5 de junio haya comunas, pero nadie quiere pagar el costo político de tener que decirle a la sociedad que no hay elección de comunas”.
Significativamente, al día siguiente, en una reunión del jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, con legisladores afines, se acordó dejar de lado toda negociación y marchar hacia las elecciones de comunas del 5 de junio, en el convencimiento de que el Pro resultaría ganador.
Así las cosas, el jefe de Gobierno retomó la iniciativa el 29 de marzo, cuando sorprendió a todos al anunciar que las elecciones de autoridades porteñas serán el 10 de julio.

La elección comunal

La confirmación de la elección comunal no parece haber impresionado demasiado a la ciudadanía porteña, acuciada por preocupaciones y urgencias de otra especie (como la inflación, por ejemplo).
Por otra parte, en virtud de la ley orgánica de los partidos políticos les incumbe a estos, en forma exclusiva, la nominación de candidatos para cargos electivos. La norma sólo contempla la existencia de partidos nacionales o de distrito; los vecinales no pueden constituirse.
En este contexto, no es descabellado prever un remozado protagonismo de los punteros barriales en el armado de listas a favor de acuerdos de cúpulas de segunda y tercera línea, como tampoco que la movilización de militantes pueda influir definitivamente en los resultados. Asimismo, es necesario tener en cuenta que organizaciones como los partidos políticos tradicionales y los centros de gestión y participación y otras dependencias oficiales y paraoficiales cuentan con las estructuras suficientes para tener fuerte injerencia en el proceso electoral.
A todo esto hay que sumar la actitud de la ciudadanía, que ha demostrado poco conocimiento, escaso interés y bajo nivel de participación en el proceso previo; tampoco se ha notado la presencia de jóvenes, a pesar del tan mentado aumento de la militancia juvenil. En este sentido es preciso puntualizar que las prácticas observadas en las reuniones de los preconsejos terminaron por desgastar a los asistentes, y provocaron la constante y progresiva disminución de la concurrencia.

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