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TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 3 de mayo de  2024

Edición impresa abril 2011

EDITORIAL

Disyuntivas

 

Por Víctor Pais

El Teatro Colón es un hervidero. El enfrentamiento entre las autoridades del coliseo y sus trabajadores ha llegado a niveles de gran conflictividad que nos hacen suponer y desear un incremento de las protestas de estos últimos y de la solidaridad del pueblo porteño con ellas.

La escalada agresiva de medidas que viene tomando Pedro Pablo García Caffi, director del Ente Autárquico Teatro Colón, contra quienes constituyen el baluarte humano de la histórica institución contradicen groseramente la prédica de Mauricio Macri, quien, en las sobradas oportunidades que encuentra para mostrarse ante las cámaras y contestar preguntas más propias de agentes de prensa que de periodistas que dignifican su profesión, ensaya, en su juego de aspirante a presidente de la Nación, toda una artillería retórica a favor del diálogo y el consenso.
El aspecto gremial de este conflicto es por cierto muy serio, ya que la referida escalada llegó al punto de disponer la no renovación del contrato de cuarenta y un músicos que forman parte de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires y de la Orquesta y el Coro Estables del Teatro Colón, así como el anuncio de descuentos salariales para los muchos otros trabajadores que han adherido a los reclamos. Sin embargo, limitarse a describir los problemas planteados por las violaciones a los derechos laborales expresaría una mirada acotada, pobre y esterilizante, pues el tema del Teatro Colón encierra una enorme potencialidad para que se ponga en discusión la situación de la cultura y las expresiones artísticas, tan vapuleadas y degradadas, y no sólo en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires.
En el asunto que nos ocupa, entonces, no es difícil advertir una correspondencia entre derechos laborales cercenados y ataque a la cultura en tanto valor social fundamental, si ponemos en consideración la alta especificidad de las actividades que desarrollan un gran número de los trabajadores del Colón y cómo se viene reduciendo el sistema de talleres de producción propia que ha sido durante décadas un sello de distinción de la entidad.
Toda situación de adversidad supone un desafío. Los objetivos de vaciamiento con los que el Gobierno de la Ciudad pretende avanzar sobre el Colón, delineados ya por las dos gestiones que le precedieron, colocan a los trabajadores y al pueblo porteño en una tensa encrucijada, de la cual la cultura puede resultar aún más sumergida de lo que está o emerger con nuevos bríos para conformar una constelación que fortalezca y enriquezca nuestra identidad.

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