La revolución de octubre de 1812
- Por Miguel Ruffo
- Tamaño disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de la fuente

Se cumplen hoy doscientos diez años de la pueblada que derrocó al Primer Triunvirato. El acontecimiento constituyó un golpe a un gobierno sumergido en la estrechez del localismo y volvió a colocar en primer plano el carácter continental de la Revolución de Mayo. A propósito de la fecha, reproducimos el trabajo que realizamos para la edición impresa de Tras Cartón de octubre de 2012 en ocasión del bicentenario del referido suceso.
“Acusando –dice Fermín Arenas Luque– al Poder Ejecutivo (Primer Triunvirato) de infractor y de proceder arbitrariamente en la reunión del Congreso, el pueblo en masa, apoyado por la fuerza de línea (Regimiento de Granaderos a Caballo) que había en Buenos Aires, se reunió en la Plaza de la Victoria y, dirigiéndose al Cabildo, con cuya acción y simpatía (contaba), pidió de inmediato (el) cese del gobierno en sus funciones, y que reasumiendo el poder nombrase un nuevo gobierno con personas dignas del sufragio público. La Revolución triunfó. Se nombró otro Triunvirato compuesto por don Juan José Paso, don Nicolás Rodríguez Peña y don Antonio Álvarez Jonte, el que prometió convocar una asamblea suprema encargada de dictar una Constitución”. Era el 8 de octubre de 1812. Para comprender esta revolución es necesario que nos insertemos en el proceso de cambios que se vivían en el Río de la Plata desde las invasiones inglesas.
El proceso revolucionario abierto en mayo de 1810, con el antecedente de las mencionadas invasiones, se movía en múltiples contradicciones. Por un lado, la burguesía terrateniente que sustentaba al Cuerpo de Patricios, que fue la principal fuerza militar de la Revolución, apuntaba a un desarrollo económico basado en lo que décadas más tarde sería el latifundismo capitalista exportador; por el otro lado, un grupo de intelectuales, como Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Juan José Castelli, que habían adherido a los principios de la Revolución Francesa, querían un desarrollo capitalista que se asentase en un reparto de la propiedad de la tierra, tratando de fomentar una pequeña y mediana burguesía agraria, en parte formada por los Labradores que junto a los Hacendados habían formulado la célebre Representación de 1809. A estos cabe agregar una burguesía comercial, vinculada a la exportación de productos derivados de la ganadería, fuertemente interesada en romper con el monopolio y abrirse al comercio mundial. Junto a ella se irá conformado una comunidad mercantil inglesa vitalmente comprometida con ese comercio. Es esta burguesía comercial la que irá transformando el liberalismo revolucionario de un Moreno en el librecambismo de un Rivadavia. Frente a estas clases revolucionarias se encontraban los comerciantes monopolistas españoles que, defendiendo el régimen comercial anterior al libre comercio, querían perpetuar la dominación del reino de España. La lucha entre las fuerzas que respondían a la Junta de Mayo y gobiernos sucesivos y aquellas otras que respondían al Consejo de Regencia, a la burocracia colonial y a los comerciantes monopolistas había dado origen a una guerra independentista.
Este proceso económico se desarrollaba en formas políticas formalmente subordinadas al monarca Fernando VII, prisionero de Napoleón, que ocupaba la península ibérica. Cuando la guerra europea cambie de sentido y comience a ser realidad la derrota de Napoleón, los sectores más vacilantes de la burguesía rioplatense buscarán un entendimiento con el rey. Frente a este panorama, el Primer Triunvirato, cuyo secretario y figura prominente era Bernardino Rivadavia, estaba orientado hacia el librecambismo económico, hacia una centralización política que subordinaba el ex virreinato a la dirección hegemónica de Buenos Aires, y los enfrentamientos que se derivaban de este centralismo lo llevaban a posponer la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Esto lo condujo a intervenir en la digitación de los candidatos que el Cabildo debía elegir para cubrir los cargos gubernamentales.
Contra esta política dilatoria y centralista se pronunció el Regimiento de Granaderos a Caballo del entonces teniente coronel José de San Martín, que en octubre de 1812, para garantizar la libertad electoral, se opuso al Triunvirato y generó una situación que provocó la caída de este gobierno y la formación del Segundo Triunvirato, integrado por Nicolás Rodríguez Peña, Juan José Paso y Antonio Álvarez Jonte. Este gobierno se constituyó con el objetivo de convocar una Asamblea que declarase la independencia y sancionase una Constitución.
En otros términos, la Revolución de Octubre de 1812 se inserta en un proceso político de transformación de la “revolución localista de Mayo” en una revolución continental e independentista. Esta interpretación, más o menos acorde con lo señalado por el historiador Tulio Halperín Donghi, parte del supuesto de que la Revolución de Mayo fue una “revolución municipal”, sin embargo, en 1810 se formaron juntas no sólo en Buenos Aires, sino también en Santiago de Chile, Bogotá, Quito, Caracas, lo cual muestra que la situación revolucionaria era continental. La Revolución de Mayo pudo haber sido por su forma “municipal”, pero las fuerzas que sustentaban la situación revolucionaria eran continentales.
En este sentido, la Revolución de Octubre de 1812, que tuvo por mentor ideológico a la Logia Lautaro, con sus ideas de unidad continental e independencia, venía a poner sobre la actualidad política un plan emancipador para todo el continente y a dar por tierra, de esta manera, con el localismo de Buenos Aires. Pero entiéndase bien: cuando hablamos de localismo de Buenos Aires no nos referimos al centralismo revolucionario de un Moreno, sino a un centralismo que estaba perdiendo dinamismo por la estrechez de sus miras librecambistas y la subordinación de toda la estrategia política a la defensa de la ciudad. Así, Rivadavia había ordenado a Manuel Belgrano, por entonces jefe del Ejército del Norte, retroceder hasta Córdoba, lo que hubiera dejado expuesto a gran parte del norte y centro de la actual Argentina al dominio de las fuerzas realistas. La desobediencia de Belgrano y su triunfo en la batalla de Tucumán en septiembre de 1812 actuaron como factor estimulador de la Revolución de Octubre de 1812. Si el morenismo representado por la Sociedad Patriótica había recuperado iniciativa con la formación del Primer Triunvirato, la debilidad de parte de sus miembros, que circunscribieron el liberalismo al librecambismo, hizo que los revolucionarios morenistas más consecuentes confluyeran con los masones de la Logia Lautaro y junto a San Martín, Alvear y Monteagudo recuperasen nuevamente posiciones con la Revolución de Octubre de 1812 y la formación del Segundo Triunvirato. El Congreso previsto por el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810 recién se concretará con la Asamblea del Año XIII, pero las luchas políticas entre revolucionarios y moderados continuarían horadando el proceso abierto en mayo de 1810 y la Asamblea del Año XIII no declararía la independencia ni sancionaría una Constitución. Pero eso es ya otra historia.
*Arenas Luque, Fermín (1960). Efemérides argentinas, Buenos Aires, Honorable Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires.