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TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 29 de marzo de  2024

28 de octubre de 2013

TARDE DE JAZZ GITANO EN RESURGIMIENTO         

Virtuoso y popular

Por Diego O. Orfila

Foto: Silvia Giser
En el cálido clima de bar literario del salón del Centro Cultural Resurgimiento (Artigas 2262­), la tarde del pasado 19 de octubre, el Django Trío, banda que dirige el guitarrista Ricardo Pellican, desplegó su repertorio de jazz gitano.

El recital se llevó a cabo en el contexto del ciclo Tardecitas de música y café que organiza el centro cultural con una frecuencia de dos sábados por mes.

El Django Trío está integrado por Pellican, el guitarrista Pablo Farsa y el bajista eléctrico Osvaldo Gallo. La banda trabaja el jazz como una materia volátil que, sin perder sus marcas, se deja influenciar por un torrente diverso de culturas musicales. Isn’t she lovely, de Stevie Wonder, es una prueba de esto. Sin la voz característica del original ni la batería que indica los parámetros de la canción convencional, el trío le imprimió una potencia que puede pasar de la calidez a la velocidad, incluso con alguna reminiscencia (quizás involuntaria, quién sabe) del funk. Por el camino de estos sentimientos, con Vera Cruz, de Milton Nascimento, a mitad del show, y Mañana de carnaval, el clásico de Luis Bonfa y Antonio Maria, ya bien avanzada la tarde trajo el aire brasileño con particular energía. Sin embargo, desde el comienzo con Noche y día de Cole Porter quedó claro que la premisa de la propuesta era el sonido cálido y acogedor.

Pellican y Farsa tocaron con distintos modelos de guitarras electroacústicas propias del jazz. Físicamente, faltó la guitarra manouche –propia del jazz gitano–, originalmente acústica,

sin enchufes. Como fuere, Django Reinhardt, guitarrista gitano belga francés y el mayor ejecutante del estilo monouche –también llamado gipsy swing– siempre estuvo allí, entre uno y otro estilo, entre Pellican y sus músicos.

Nubes, una de las obras de Reinhardt, es un tango”, declaró Pellican al anunciar al público la ejecución de ese clásico del guitarrista gitano. “Pero Reinhardt no sabía que era un tango cuando la compuso” (se escucharon algunas risas). “Nubes –continuó– la compuso mientras se esperaba un bombardeo nazi durante la Segunda Guerra Mundial”. Y comenzó a tocar Nubes con una cadencia de cortes propia del tango argentino.

Tampoco faltó Hojas muertas, un clásico en el repertorio del jazz francés. Para los últimos temas del recital, Tomás Calarco, guitarrista y vecino de La Paternal, se sumó como invitado al trío. El cierre fue con un clásico de Reinhardt, Minor swing. Comenzó con los arpegios flamencos a cargo de Pellican y continuó con un dinámico entrelazado de improvisaciones de cada músico. Daphne, otro tema de Reinhardt, fue el bis. Durante todo el tiempo, la facilidad para la improvisación y el juego entre los músicos fluyó con efectividad y gracia.

“El gipsy le gusta a cualquier persona”

Después del recital, Tras Cartón tuvo una rueda con los músicos. Rescatamos, entre otros, estos testimonios:

“Los gitanos han tocado en las calles por cientos de años y colaboraron musicalmente con la cultura de Europa. Ellos llevaron la influencia de la zona oriental y mora. Han llevado melodías a las que hoy les ponemos nombres. Por ejemplo, escala menor armónica” (Ricardo Pellican).

“El gipsy le gusta a cualquier persona. Se comunica con gente que no sabe nada ni de jazz ni de música. Pese a que Ricardo está haciendo cosas muy complejas desde el punto de vista técnico, vos traés a tu hija, que en su vida escuchó un tema de jazz, y va a decir ‘qué bueno que está eso’. El tipo de rítmica y de expresión es muy sensible. Con otros géneros del jazz no pasa. Si te ponés a escuchar jazz contemporáneo, a Jonathan Kreisberg, probablemente se trate de un discurso para el que hay que estar muy preparado previamente. El tipo de rítmica, compases de 7 por 8, son cosas que al entendimiento humano le suenan muy raras. El gipsy, en cambio, es un punch” (Pablo Farsa).

“Cuando tocás tanto tiempo con una persona hay un entendimiento. Es una conversación. Nos gusta trabajar sin red. Improvisar en el momento. Se siente mejor que algo ensayado” (Osvaldo Gallo).

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